
Vivir en Berlín (parte 2)
Vivir en Berlín era formar parte de algo más grande que uno mismo. Como un organismo vivo, la ciudad tiembla en ondas de creatividad y
Vivir en Berlín era formar parte de algo más grande que uno mismo. Como un organismo vivo, la ciudad tiembla en ondas de creatividad y
Es una ciudad que nunca duerme, que nunca se detiene ni siquiera a tomar aire. El ritmo al que se mueve es frenético, y se
A ambos lados de Pusher Street se alinean puestos rudimentarios de mercado hechos de madera. Por encima de estos, se agitan con el incansable viento
La euforia casi infantil de una bajada pronunciada en bicicleta me invadía. Sentía que volaba, que era imposiblemente libre por un minuto. El viento me
Cuando llegamos a Copenhague, todavía desempleados y con los bolsillos aun doloridos por el pago del primer alquiler más el deposito por el departamento, nos